SANTA MARÍA MAGDALENA
La capilla situada a la derecha del presbiterio está ocupada por la imagen de María Magdalena, que pertenece a la Cofradía del mismo nombre. Se trata de una talla de pino ruso de 1,80 metros de alzada realizada el año 1998 a partir del modelo preparado por el escultor Manuel Rodríguez Vázquez. Esta imagen sustituyó a una primera de 1992 que nunca fue del agrado general. La Santa porta en sus manos una cruz y una calavera, ello para significar su actitud de penitente.
Fue el Papa Gregorio Magno el que, a finales del siglo VI, uniendo en una única mujer distintos personajes femeninos de los Evangelios, convirtió a María Magdalena en prostituta y pecadora arrepentida. Sin embargo, se trata de una atribución sin verdadero fundamento bíblico.
Lo que dicen los Evangelios es que María Magdalena tuvo una grave enfermedad de la que fue curada por Jesús (Lc 8,2 y Mc 16,9), que era una de las mujeres que acompañó a Jesús durante su ministerio (Lc 8,2), que estuvo al pie de la cruz (Mc 15,40, Mt 27,56 y Jn 19,25), que formaba parte del grupo que asistió a la sepultura (Mt 27,61), que fue al sepulcro el Domingo de Re-surrección (Mc 16,1, Mt 28,1, Lc 24,10 y Jn 20,1) y que tuvo un encuentro con Jesús resucitado (Jn 20.1). No hay que confundir a María Magdalena ni con María la hermana de Lázaro (Lc 10,39 y Jn 11,2), ni con la mujer adúltera de Jn 8,4, ni con la mujer que unge con perfume a Jesús de Mc 14,3, Mt 26,6, y Jn 12,1. Por tanto no existe motivo bíblico para tenerla como prostituta arrepentida.
El Papa Pablo VI en 1969 le retiró el apelativo de “penitente” que le atribuía la liturgia. Desde el 2016 su festividad, que es el 22 de julio, se celebra con el rango de Fiesta, ello por decreto del Papa Francisco, en el que se destaca su condición de primer testigo de la Resurrección y primera en dar testimonio delante de los apóstoles. En el nuevo prefacio para esta fiesta se la denomina “apóstola de los apóstoles”.