Historia parroquia 70-2000

Historia de la Parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón. Años 1970 y posteriores.

El origen de la Plaza Violant d'Hungría.

La actual Plaza Violant d’Hungría era antes un espacio cerrado, no abierto al público, anexo a la iglesia, que contaba con árboles y plantas. La foto superior izquierda, que es del año 1957, nos permite apreciar la pared que lo rodeaba. La foto superior derecha, unos 15 años posterior, nos permite conocer qué había detrás de la pared, que en ese momento se estaba reconstruyendo.

En realidad, la idea de construir en ese espacio un jardín público fue sugerida por un escrito del Párroco de 13 de mayo de 1975, dirigido a la  Diputación, en el que proponía “hermosear” esa zona “con un pequeño jardín”. Fue a partir de ello cuando, unos años después, se urbanizó la que se vino en denominar Plaza Violant d’Hungría.

Si bien la ejecución del jardín implicaba una clara mejora para el barrio, la zona ajardinada elevada pronto iba a ocasionar graves problemas de humedades en la iglesia que, con el tiempo, iban a provocar importantes desperfectos en las pinturas de la Capilla del Rosario. Además, la plaza presentaba recovecos y zonas escondidas que pronto fueron usados por gente con malas intenciones.

El 7 de junio de 1982 la Parroquia se dirigió a la Diputación para poner de manifiesto “que desde que se había construido el jardín, los niños no dejan de tirar piedras a las ventanas del templo y últimamente ya han roto la única cristalera policromada existente en el mismo”.

Primeras noticias de que se va a demoler la Beneficencia.

A finales del año 1980 llegaron a la Parroquia las primeras noticias de que la Diputación había decidido demoler la Casa de Beneficencia.

En las oficinas parroquiales se conserva el escrito que el Párroco dirigió a la Diputación Provincial el 13 de noviembre de 1980, en el que se mostraba la preocupación de la comunidad parroquial por la noticia de que “va a ser transformado el antiguo Colegio de la Diputación Provincial de la Plaza Fadrell”.

Desde su creación el año 1964, la Parroquia no había tenido especiales problemas de espacio, pues siempre tenía la posibilidad de utilizar alguna de las dependencias de la Casa de Beneficencia. La desaparición de la Casa de Beneficencia representaba una amenaza.

El escrito del Párroco de 13 de noviembre de 1980 recordaba a la Diputación que la Parroquia carecía “de espacio vital y locales para fines culturales, sociales y religiosos”. Por eso se solicitaba que, en la prevista demolición de la Casa de Beneficencia, se salvara la “fachada de la entrada del templo por la Plaza Fadrell”. Así, se pedía que esta parte del edificio “nos fuere cedida en uso y por escrito para los fines arriba mencionados, ya que esta parroquia carece totalmente de locales para reuniones y actividades”.

En la solicitud se indicaba que los gastos de tabicado y para la separación serían a cargo de la Parroquia.

La petición no fue atendida y, unos años después, la demolición también alcanzó a esta parte del edificio, en el que se había abierto el 1968 la puerta de acceso a la Plaza Fadrell. 

El 28 de noviembre de 1981 la parroquia entregó en mano al Presidente de la Diputación un escrito en el que se concretaban sus reivindicaciones. Esto es lo que se solicitaba:

1.- Que no se traslade de lugar la puerta que da a la Plaza Fadrell hasta que dispongamos de locales en el primer piso.

2.- El acceso a los pisos de las dependencias parroquiales que sea independiente de la puerta de entrada al templo (el Sr. Arquitecto quieren que pasen por la Iglesia).

3.- Que se hagan las distribuciones de las dependencias parroquiales contando con el criterio del Párroco “in situ”.

4.- La instalación de la luz eléctrica es la primera que se hizo y ha habido accidentes pequeños que por estar presentes en el templo no ha pasado a más.

5.- ¿Se puede pensar, por parte de la Diputación, en pintar el templo”.

Estaba clara la reivindicación de la Parroquia de que la demolición de la Casa de Beneficencia y la construcción del nuevo centro cultural no supusiera la desaparición de la puerta de la iglesia abierta en la Plaza Fadrell. Además, existía el compromiso de la Diputación de compensar a la parroquia con unas dependencias parroquiales que sustituyeran a las que, con la demolición, iban a desaparecer.

Se consuma la demolición de la Casa de Beneficencia.

En el mes de enero de 1983 la Parroquia recibía la triste noticia del fallecimiento, tras una grave y rápida enfermedad, de su párroco Don Joaquín Gumbau. El 1 de julio de 1983 el Obispo nombraba a Don Miguel Aznar nuevo Párroco de San Vicente Ferrer.

Entre los últimos meses del año 1983 y los primeros meses del año 1984 se produjo la completa demolición de la Casa de Beneficencia.

Los intentos de la parroquia de que se conservara la parte del edificio en la que se ubicaba la puerta de acceso a la iglesia desde la Plaza Fadrell no fueron tenidos en cuenta.

En las oficinas parroquiales se conserva el escrito que el Párroco Don Miguel Aznar dirigió el 24 de julio de 1984 a la Diputación Provincial, en el que “se veía en la obligación de elevar a V.E. las reiteradas quejas de los feligreses al quedar el único acceso al templo por la calle Santo Domingo y los inconvenientes originados por las insuficiencias de dependencias parroquiales, al haber demolido la zona recayente a la Plaza Fadrell”.

El 21 de julio de 1984 el Párroco de San Vicente Ferrer dirigió al Presidente de la Diputación un duro escrito de queja por los perjuicios causados por la demolición de la Casa de la Beneficencia.

Como consecuencia de la demolición de la zona recayente a la Plaza Fadrell, el Párroco elevaba “las reiteradas quejas de los feligreses al quedar el único acceso al templo por la Calle Santo Domingo y por la insuficiencia de las dependencias parroquiales”. En el escrito se recordaba que antes de la demolición, la Diputación “prometió que la reconstrucción empezará por las dependencias parroquiales, vivienda y accesos al templo, que entrarían en servicio antes de un año”.

En el escrito se decía también que “debido a la confluencia de agua proveniente de los rincones del jardín (se refería al jardín de la Plaza Violant de Hungría, con la configuración que entonces tenía) es tal el grado de humedad que condensa en gotas por paredes y en la puerta” de la iglesia.

En el escrito se comunicaba que “después de la demolición antes mencionada, se ha hecho una grieta en la techumbre del presbiterio”.

Y, por si fuera poco, se denunciaba que el domingo 22 de julio de 1984, a las 3,55 de la madrugada, “intentaron robar de nuevo en el templo parroquial, y en esta ocasión han horadado el muro justo por detrás del sagrario”.

Años de quejas y reclamaciones.

Tras la completa demolición de la Casa de la Beneficencia, en enero de 1985 se seguían sin solucionar los graves problemas ocasionados en la iglesia.

Según los documentos que obran en las oficinas parroquiales, el 11 de enero de 1985 el Párroco, junto con el Consejo de Pastoral, se reunió con el Presidente de la Diputación Provincial para tratar del asunto.

En la reunión se trató de la apertura de un segundo acceso al templo por la Plaza Violant d’Hungría, lo que se consideró necesario “por razones de seguridad de las personas”. Además, se indicó en ese momento que ese acceso “está previsto en el proyecto de las nuevas obras”.

Se informó también a la Diputación “de las grietas aparecidas en el presbiterio tras la demolición de la parte del antiguo edificio recayente a la Plaza Fadrell”, así como de la necesidad de reparar las goteras, “especialmente sobre el baptisterio, donde se están desprendiendo grandes trozos de enlucido”. También se señaló la necesidad de solucionar la recogida a de las aguas pluviales de la vertiente que cae sobre el jardín de Violant d’Hungría “que actualmente revierten al interior del templo por filtraciones a través de las paredes”.

En el escrito de enero de 1985 hay una nota manuscrita, fechada en febrero de 1989, en la que se dice que en aquella reunión el Presidente de la Diputación prometió una visita urgente de los técnicos para definir las necesidades que se iban a atender. La nota, escrita cuatro años después de la reunión, concluye con estas palabras: “la visita aún no ha llegado”.

Tras la demolición de la Casa de la Beneficencia, como se aprecia en la fotografía, nuestra vieja iglesia, por primera vez desde su construcción en el siglo XVII, se quedó sola y aislada, sin protección. Salvo el claustro, desapareció en su totalidad lo que en su momento fue el convento de los dominicos, integrado a partir de la segunda mitad del siglo XIX en el gran edificio de la Beneficencia. Sin esa protección, pronto aparecieron grietas y desperfectos que deterioraron gravemente nuestro templo.

Pasaban los meses y no había rastro alguno de inicio de las obras del “Centro Cultural”.

Las autoridades de la Diputación no contestaban las peticiones de la Parroquia. Las promesas se estaban incumpliendo.

A través de una noticia publicada en el periódico Mediterráneo de 2 de marzo de 1985, la comunidad parroquial se enteró que la Diputación tenía previsto subastar las obras en el mes de mayo, pero que en ningún caso estas estarían acabadas hasta bien entrado el año 1987. Esto suponía prolongar al menos tres años más la situación existente, sin locales parroquiales, sin el acceso prometido por la Plaza Violant d’Hungría y con los problemas de humedades y deterioro del edificio que ya se habían manifestado.

El 15 de marzo de 1985 la Parroquia de San Vicente Ferrer, esta vez a través de un escrito suscrito por “la asamblea parroquial”, volvía a dirigirse al Presidente de la Diputación Provincial transmitiendo el malestar por la situación del templo, tras la demolición de la Casa de Beneficencia.

En el escrito se hacía mención de la visita realizada el 11 de enero de 1985, al que antes nos referimos, así como también de la noticia publicada en el periódico Mediterráneo, de la que resultaba que el proyecto de centro cultural se iba a ejecutar en dos fases.

A continuación, se solicitaba lo siguiente:

Dado que las obras van a realizarse en dos fases, siempre según la noticia de Mediterráneo, esperamos que las medidas más urgentes respecto al templo de San Vicente Ferrer sean incluidas en la primera fase. Pero en cualquier caso creemos muy oportuno que la visita de los señores Diputado Provincial y Arquitecto convenidas con ocasión de nuestra visita se realice cuanto antes, para examinar dichas medidas dentro del conjunto de obras a realizar”.

Sin embargo, el año 1989 esa visita todavía se estaba esperando y las obras seguían sin comenzar.

Se llegó a estudiar poner en marcha otra iglesia.

La situación creada a la Parroquia con la demolición de la Casa de Beneficencia en los años 1984 y 1985, con las humedades, desperfectos, acceso insuficiente y falta de locales, llevó incluso a que se llegara a plantear la posible construcción de una local alternativo para su uso como iglesia. Así resulta del documento que obra en las oficinas, que ofrecemos en la imagen.

El documento se titula PRESUPUESTO PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA IGLESIA PARA LA PARROQUIA DE SAN VICENTE FERRER EN UNA PLANTA BAJA DEL EDIFICIO SENSAL EN LA CALLE CARTAGENTE. El coste del solar ascendía a 30.000 pesetas, y el presupuesto total de las obras de acondicionamiento del local sumaba 3.130.000 pesetas.

La propuesta se debió presentar ante el Obispado para su aprobación. Sin embargo, la iniciativa fue rechazada. Así figura en una nota manuscrita en el documento, cuyo texto es este: “Previas consultas al Vicario de Zona y al Sr. Obispo se desestimó la operación”.

Las quejas de la Parroquia llegan a la prensa.

Pese a que en marzo de 1984 la prensa informó de que en pocos meses la Diputación iba a iniciar las obras en el solar de la antigua Beneficencia, a comienzos de 1987 no existía todavía el menor rastro de ello.

Finalmente, las autoridades decidieron que el centro cultural lo iba a ejecutar la Generalitat y que la Diputación se limitaría a ceder el derecho de superficie de los terrenos. Aparecía, así, un tercero con el que la Parroquia hasta ese momento no había contado.

El periódico Mediterráneo, el 28 de enero de 1987, informaba de que la cesión del derecho de superficie a favor de la Generalitat se había acordado en febrero de 1986 y que el convenio preveía que la primera fase de las obras comenzara antes de febrero de 1988.

Sin embargo, llegó el año 1988 y las obras so se iniciaban. El 19 de marzo de 1988 el periódico Castellón al Día recogía los pormenores del proyecto del Conservatorio y de la Escuela de Artes. En la noticia se decía que las obras tenían que estar concluidas en el año 1991.

Nuestra Parroquia veía cómo la situación creada con la demolición de la Casa de Beneficencia iba a prolongarse aún por más años. Se seguía sin locales y con un acceso inadecuado. La iglesia, sin la protección de ninguna construcción anexa, seguía deteriorándose. La paciencia de la comunidad parroquial estaba siendo puesta a prueba.

En 1989 las obras seguían sin realizarse y la paciencia de la Parroquia se terminó. Se decidió acudir a la prensa para denunciar la situación.

El periódico Mediterráneo del día 12 de enero de 1989 incluyó una noticia titulada “La Iglesia de San Vicente pide una restauración”, en la que se recogía la situación existente. El artículo de prensa comenzaba con estas palabras:

La falta de unos salones parroquiales adecuados, problemas de filtraciones de agua en los muros del edificio de la iglesia, y el dar una salida digna a las obras del Centro Provincial de Cultura, ya que la iglesia es propiedad de la Diputación, son algunos de los problemas que actualmente tiene la Parroquia de San Vicente Ferrer”.

El reportaje incluía unas declaraciones del Párroco con sus quejas: “Continúa el problema del solar de la antigua Beneficencia, aunque se nos prometió por parte de la Diputación que se solventaría. El edificio de la iglesia tiene continuas filtraciones que provocan humedad en sus paredes”.

Nueva polémica: se quieren llevar la pintura de la Batalla de Lepanto.

En el mes de febrero de 1989 se produjo un nuevo desencuentro con la Diputación Provincial, que comunicó a la Parroquia su decisión unilateral de trasladar la pintura de la batalla de Lepanto, situada en la capilla del Rosario, al Museo Provincial.

Esta decisión fue duramente contestada por la Parroquia en un escrito dirigido a la Diputación el 12 de abril de 1989, en el que la comunidad parroquial comunicaba su total rechazo a ese traslado. En el escrito, con una amplia justificación histórica, se razonaba que la ubicación natural de la pintura era precisamente la Capilla del Rosario.

De la polémica que se suscitó se hizo eco el periódico Mediterráneo en su portada del 1 de mayo de 1989. En el reportaje el periodista indicaba que, recibido el escrito de la Diputación, “el párroco Miguel Aznar expuso el tema al consejo parroquial, que consideró esta medida de la Diputación era injusta y extralimitaba sus competencias”.

Gracias a la firme oposición de la Parroquia y al impacto que tuvo la noticia, finalmente la pintura se quedó en la iglesia.

Más quejas por el retraso de las obras y los daños en el templo.

Cuando en 1983 la Diputación anunció su intención de demoler la Casa de Beneficencia y construir en el solar un centro cultural se le prometió a la Parroquia la construcción en el nuevo edificio de unos salones parroquiales.

Sin embargo, consumada la demolición, pasaban los años y las obras no comenzaban. Y nada se sabía de los nuevos locales parroquiales. En 1986 quedó claro que el centro cultural no lo iba a ejecutar la Diputación, sino la Generalitat, para lo cual la primera acordó ceder a la segunda el derecho de superficie de los terrenos. Quedaba en el aire quién se iba a hacer cargo de cumplir las promesas hechas a la Parroquia.

En el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana de 14 de junio de 1988 se publicó el Decreto del Consell de la Generalitat por el que se aceptaba la cesión gratuita por parte de la Diputación, por treinta años, del derecho real de superficie del solar de la antigua Casa de Beneficencia. La Generalitat se comprometía a construir en un plazo no superior a 5 años un Conservatorio de Música y una Escuela de Artes y Oficios, y se señalaba también que debía respetarse el claustro del antiguo convento y que debía existir un pasaje peatonal que comunicara las calles Maestro Ripollés y Santo Domingo.

El artículo tercero del Decreto tenía gran interés para la parroquia. En ese punto se señalaba que, si bien la totalidad de la obra la ejecutaba la Generalitat, la Diputación adquiría el compromiso de financiar una partida de 14.256.000 pesetas para construir unos locales denominados “otros servicios”, con una superficie útil de 260,92 m2. Ese era el local que se iba a destinar a oficinas parroquiales. Lo iba a ejecutar la Generalitat a costa de la Diputación, con el destino de cumplir lo prometido y entregarlo luego a la parroquia. 

Desde que la Diputación Provincial decidió demoler la Casa de Beneficencia, como estamos contando, las quejas de la Parroquia no hacían más que aumentar. A la altura de 1989 las obras de lo que iba a ser Conservatorio de Música no comenzaban y el malestar parroquial iba creciendo. Antes el incumplimiento de lo que se le prometía ya se había tenido que acudir a la prensa.

El 12 de abril de 1989 la Parroquia volvió a presentar un nuevo escrito ante la Diputación. En él se volvían a recordar los puntos que se trataron en una reunión mantenida con el Presidente de la Diputación en enero de 1985, que dieron lugar a promesas que todavía estaban sin cumplir y pendientes de atender:

“A.- Apertura del segundo acceso al templo y dependencias parroquiales.

B.- Recogida de aguas pluviales de la vertiente que cae sobre el jardín de Violant d’Hungría y las del riego de dicho jardín, que siguen vertiendo al interior del templo por filtración a través de las paredes y siguen dañando los frescos de la Capilla del Rosario.

C.-Retejar la nave central y tres capillas.

D.- Otras obras de adecuación y conservación del templo”.

En el escrito la Parroquia recordaba también que el conjunto de pinturas de la Capilla del Rosario estaba en un estado muy preocupante y que “el grave deterioro de la cubierta de la capilla, con abundantes humedades, han destruido ya parte de ellas y amenazan con dañar la totalidad del conjunto”.

La Parroquia seguía a la espera de soluciones.

 

Comienzas las obras del Conservatorios: recogida de firmas.

Finalmente, las obras de lo que iba a ser el Conservatorio de Música y Escuela de Artes y Oficios comenzaron. La Generalitat era la encargada de la construcción, si bien la Diputación se había comprometido a financiar la parte correspondiente con las prometidas oficinas parroquiales.

La Parroquia tuvo que dirigirse ante la Conselleria. El 21 de marzo de 1990 se presentó un escrito en la Dirección Territorial de Cultura para poner de manifiesto que “a pesar de nuestros repetidos intentos por colaborar en la distribución interior de los locales correspondientes a las oficinas parroquiales y construcción de la vivienda para los sacerdotes al servicio de esta Comunidad Parroquial, no ha sido posible”. Al contrario, la Parroquia se encontraba con “hechos consumados”, sin que se tuviera en cuenta sus verdaderas necesidades.

En el escrito se concretaban una serie de detalles que debían ser tomados en cuenta por la Conselleria a la hora de construir los locales de la Parroquia. Y se denunciaba claramente que las dependencias parroquiales que se preveía construir “se quedan insuficientes para atender las necesidades parroquiales, cada vez mayores”. La Parroquia, en este escrito, señalaba que “no tendríamos inconveniente en asumir el coste extra del presupuesto” si se atendían la peticiones que se hacían.

Las autoridades no hicieron caso y desde entonces la Parroquia padece los inconvenientes de unos locales mal diseñados.

El 13 de marzo de 1992, como se recogió en la prensa local del 25 de marzo, la Parroquia remitió al Ayuntamiento una carta avalada por más de 6.000 firmas para pedir la mejora del entorno de la iglesia. La comunidad parroquial solicitaba que se hiciera un arreglo que permitiera rebajar la acera de la plaza Na Violant d’Hongría. Esa plaza, tan y como estaba entonces urbanizada, a medio metro de altura, ofrecía diversos problemas. El más importante consistía en que los jardines acumulaban humedades que luego se filtraban en la iglesia, provocando graves desperfectos en las pinturas de la capilla del Rosario.

En la carta también se ponía en evidencia la desastrosa situación del entonces callejón de Santo Domingo, que estaba lleno de charcos y desperfectos. En el escrito, avalado por 6.000 firmas, se solicitaba que se abriera un acceso a la iglesia directamente desde la Plana Violant d’Hongría.

En la noticia que publicaba el periódico Castellón Diario se indicaba que el Ayuntamiento estaba dispuesto a llevar a cabo la remodelación de la plaza y que la Diputación ya había iniciado la redacción del proyecto.

En la noticia el periodista afirmaba que el deterioro de la iglesia erar “progresivo y alarmante”.

En cuanto a la posibilidad de abrir la nueva puerta en el muro lateral de la iglesia, se decía que la decisión no dependía ni de Diputación ni del Ayuntamiento, “sino de Bellas Artes, y de momento parece dudoso que la obra pudiera llevarse a cabo.

Las obras del conservatorio tapan una ventana de la iglesia.

Durante el año 1992 las obras del conservatorio avanzaban a buen ritmo.

En el mes de mayo de 1992 la comunidad parroquial se llevó otra nueva sorpresa. De repente, en la ejecución del proyecto, se procedió a tapar las ventanas del ala este de la iglesia. Saltó la voz de alarma y la queja de la Parroquia fue recogida en el periódico Levante del día 14 de mayo

En el periódico se publicaba la fotografía en la que se apreciaba cómo la terraza del claustro tapaba parcialmente la ventana.

La Junta económica de la Parroquia solicitó de inmediato al Presidente de la Diputación que se corrigiera el disparate. En las declaraciones a la prensa la Junta señalaba que “ahora la única abertura para ventilar la iglesia es la única puerta de acceso a este inmueble, dado que la otra ventana del presbiterio da a la plaza y es un peligro tenerla abierta”.

Se anuncias algunas reformas y obras de restauración.

A la altura del año 1992 la Parroquia había aprendido que la única manera de que se le hiciera caso consistía en que la prensa recogiera sus reivindicaciones.

En mayo de 1992 la prensa local informaba de que el Párroco de San Vicente había pedido del Ayuntamiento la reforma de la Plaza Na VIolant. La reforma del jardín elevado que entonces existía era la única forma de evitar las humedades que estaban deteriorando gravemente las pinturas de la Capilla del Rosario. Se recogían las declaraciones del Párroco, Don Miguel Aznar, que afirmaba que “la única solución al problema de los daños que estaban sufriendo las pinturas del siglo XVIII es que el jardín de la plaza Na Violant sea rebajado a nivel de cota cero”.

La insistencia de Parroquia y el amplio eco con que la prensa se hizo recogió la noticia fueron determinantes a la hora de que las autoridades decidieran proyectar y ejecutar luego la reforma de la plaza, tal y como ahora la disfrutamos.

En el mismo mes de mayo el periódico Levante anunciaba que, gracias a la petición del Párroco, la Diputación había decido rebajar el jardín, que iba a estar a nivel del suelo. En la noticia, además, el Presidente de la Diputación prometía que se abriría una nueva puerta de acceso a la iglesia desde la plaza Na Violant, aprovechando su nuevo diseño. Como todos sabemos, esta promesa sería flagrantemente incumplida.

Como consecuencia de la recogida de firmas y las quejas llevadas a cabo por la Parroquia, de las que se hizo eco la prensa local, en abril de 1992 se anunció que, por fin, la Diputación iba a reparar la cubierta de la iglesia y los frescos de la capilla del Rosario, los cuales habían sufrido graves deterioros a causa de la demolición de la Casa de Beneficencia y de las humedades originadas por el jardín elevado de la Plaza Violant. El coste total de las reparaciones, según la prensa, ascendía a 51 millones de pesetas. El arquitecto de la Diputación, al anunciar el proyecto, subrayaba que, pese a los desperfectos, no había riesgo alguno para los feligreses, pues la estabilidad estructural de la iglesia estaba garantizada.

En el mes de diciembre de 1993 el periódico Mediterráneo anunciaba que las obras de restauración de las pinturas de la Capilla del Rosario iban a iniciarse en los próximos días.

Las obras de restauración acabaron en junio de 1994. El periódico Levante de Castellón lo anunciaba en grandes titulares el 8 de junio de 1994. El reportaje, en el que se destacaba que la Diputación había finalizado la restauración de los frescos barrocos de la capilla del Rosario de la iglesia de San Vicente, llevaba el título de CASTELLÓN RECUPERA A GUILLÓ, en referencia al autor de las pinturas restauradas.

CONTINUARÁ….