Parroquia

La creación de la Parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón. Años 1964-1970

Actuaciones previas a la creación de la nueva Parroquia

 A partir de 1960 la ciudad de Castellón experimentó un importante crecimiento de su población. Hasta entonces, la recién construida Plaza Fadrell servía de cierre de la ciudad. A partir de esa plaza terminaba la ciudad y comenzaba el campo.

Pero poco a poco surgieron a su alrededor más y más edificios.

Las parroquias de la Trinidad y de Santa María eran ya insuficientes para atender las demandas religiosas de toda esa nueva población.

Por eso, ya desde los primeros años de la década de los sesenta la todavía entonces Diócesis de Tortosa, a la que pertenecía en aquel momento Castellón, se planteó la necesidad de crear una nueva Parroquia en el entorno de la Plaza Fadrell.

Comenzó entonces la búsqueda de una iglesia que sirviera de templo para la nueva parroquia.

Por su situación y tamaño, la iglesia idónea para ello era sin duda la del antiguo convento de los dominicos, entonces abierta al culto como capilla de la Casa de la Beneficencia. Pero existía un problema: la Diputación Provincial era la propietaria del edificio.

Fue así como, años antes de la creación de la nueva Parroquia, la Diócesis se dirigió a la Diputación Provincial solicitando la cesión del edificio. El Pleno de la Diputación Provincial de Castellón, en sesión de 26 de julio de 1961, adoptó el siguiente acuerdo: «Accediendo a la petición formulada por el Excmo. y Rvdo. Sr. Obispo de la Diócesis, se acuerda ceder por tiempo constante e indefinido el uso de la Iglesia del Hogar provincial de San Vicente Ferrer para el servicio de la nueva Parroquia de San Vicente Ferrer, quedando siempre a salvo los derechos del mencionado establecimiento benéfico en orden al servicio especial de los acogidos en el mismo».

Era el primer paso para la creación de la nueva Parroquia.

Sin embargo, pasarían tres años hasta que finalmente se creó la nueva Parroquia por Decreto del Obispo de Segorbe Castellón de 24 de agosto de 1964. ¿A qué se debió este retraso? Seguramente a la necesidad de acondicionar la iglesia antes de su apertura como Parroquia.

Cuando se solicitó de la Diputación la cesión de la iglesia ya se había decidido el nombre de la nueva Parroquia: «Parroquia de San Vicente Ferrer».

Fue mediante Decreto del Obispo de la Diócesis de Segorbe Castellón, Don José Pont y Gol, de 24 de agosto de 1964, como se creó la nueva Parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón de la Plana. El contenido del Decreto del Obispo era el siguiente:

“Nos el Doctor D. José Pont y Gol, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica Obispo de Segorbe Castellón.
Visto el expediente de división de las parroquias de Santa María y de la Santísima Trinidad de Castellón de la Plana, para la erección de una nueva parroquia en el término segregado.
Oído el parecer del clero parroquial de las parroquias afectadas, así como el Imo. Cabildo Catedral, ambos favorables al proyecto expuesto.
Comprobada la existencia de causas canónicas exigidas por el canon 1427, párrafo 2.
De acuerdo con el infomre del M.I. Sr. Fiscal de la Diócesis.
Por las presentes venimos a decretar y decretamos:
1º.- Que debemos dividir y dividimos las parroquias de Santa María y de la Santísima Trinidad de Castellón, desmembrándo de ellas el territorio que determinaremos al fijar los límites de la nueva parroquia.
2º.- Que debemos erigir y erigimos en el territorio segregado una parroquia, libre enteramente de sus matrices, con el título de SAN VICENTE FERRER DE FADRELL, que tendrá como sede la iglesia del mismo Santo, propiedad de la Excma. Diputación Provincial, anexa al actual edificio de la Beneficencia Provincial.
3º.- Que los límites de la nueva parroquia serán: camino Donación, avenida Hermanos Bou, plaza Borrull, calle Escultor Viciano, plaza de la Paz (manzana del Banco de España), calle Herrero, calle Jover, Avenida Casalduch, continuación (en proyecto) de la Calle Orfebres Santalínea, calle Circunvalación (en proyecto), camino Almalafa hasta camino Donación, entendiéndose la división por el centro del camino o calle correspondiente, excepto la plaza Borruill y calle Escultor Viciano que pertenecerán íntegras a la nueva parroquia.
4º.- Que a dicha nueva parroquia se le da la categoría de Término, con derecho a cura y dos coadjutores.
5º.- Que la parroquia empezará a funcionar el primer Domingo de Adviento del presente año.
Dado en Castellón de la Plana, a veinticuatro de agosto de mil novecientos sesenta y cuatro, sellado conel Mayor de Nuestras Armas y Refendado por Nuestro Canciller.
JOSE. OBISPO DE SEGORBE CASTELÓN”.

 

 Una de las medidas que tenía que decidir el Decreto de creación era la delimitación de su territorio. La nueva parroquia se constituía mediante segregación de las parroquias de Santa María y la Trinidad. Los límites territoriales se fijaron de la siguiente manera:

 « […]los límites de la nueva parroquia serán: camino Donación, avenida Hermanos Bou, plaza Borrull, calle Escultor Viciano, plaza de la Paz (manzana del Banco de España), calle Herrero, calle Jover, Avenida Casalduch, continuación (en proyecto) de la Calle Orfebres Santalínea, calle Circunvalación (en proyecto), camino Almalafa hasta camino Donación, entendiéndose la división por el centro del camino o calle correspondiente, excepto la plaza Borruill y calle Escultor Viciano que pertenecerán íntegras a la nueva parroquia».

Años más tarde se crearían las nuevas Parroquias de Santa Joaquina y de la Esperanza. Tras ello, el territorio de nuestra parroquia pasaría a ser el que puede verse en el plano inferior.

 

  Como hemos visto, el 24 de agosto de 1964 un Decreto del Obispo de Segorbe Castellón creó la nueva Parroquia de San Vicente Ferrer. Era el final de un largo proceso. Se había encontrado el templo que iba a ser la sede de la nueva parroquia, gracias a la cesión de la iglesia del antiguo convento de los dominicos. Se había delimitado el territorio de la nueva parroquia. Existía ya un numeroso grupo de fieles en las nuevas edificaciones que se iban levantando en los alrededores de la Plaza Fadrell, los cuales constituirían el elemento humano de la nueva parroquia.

 Pero todavía faltaba algo. La nueva Parroquia no podía funcionar sin el nombramiento de su Párroco.

 Tres días más tarde de firmar el Decreto de creación de la Parroquia, en concreto el 27 de agosto de 1964, el Obispo nombró al primer Párroco de la Parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón: el Reverendo Don José Mercé Ferreres, que hasta ese momento era párroco del municipio de Jérica. En el Decreto de nombramiento se decía que este sería efectivo a partir del 1 de octubre de 1964.

   Con este nombramiento ya todo estaba dispuesto. Ahora sí podía comenzar de verdad a funcionar la nueva Parroquia.

Se pone en funcionamiento la nueva Parroquia.

El 29 de noviembre de 1964, primer domingo de Adviento, inició su actividad la Parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón de la Plana. La misa solemne con la que dio comienzo la actividad de la Parroquia se celebró a las 10 de la mañana. Actuó como celebrante, ante la ausencia del Obispo, el Vicario General Don José María García. La crónica que se publicó en el periódico Mediterráneo del martes siguiente señaló lo siguiente:

 “El celebrante dio lectura de la carta que el Ilmo. Rvdmo. Sr. Obispo ha dirigido a la nueva Parroquia con motivo de su creación, por encontrarse en Madrid.
El Coro de la Beneficencia cantó la misa en honor de José de Calasanz, seguida con gran fervor por los numerosos fieles que llenaban la sede de la nueva Parroquia.
Finalizada la misa, se rezó un Te Deum de acción de gracias, siendo obsequiados los asistentes con estampitas recordativas de este gozoso acontecimiento”.

El mismo domingo 29 de noviembre de 1964, por la tarde, se celebró un acto eucarístico con la consagración de la Parroquia al Corazón de Jesús.

Una Parroquia nueva ilumindada por el Concilio.

La Parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón de la Plana se creó mientras se celebraba en Roma el Concilio Vaticano II. En concreto, en noviembre de 1964 se estaba celebrando la tercera sesión del Concilio. La participación del Obispo de la Diócesis de Segorbe Castellón, Don José Pont y Gol, en esa sesión es lo que le impidió seguramente poder estar el día 29 de noviembre en la ceremonia de inicio de la nueva Parroquia.

 El 21 de noviembre de 1964, en la clausura de la tercera sesión del Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI, de forma solemne, proclamó a María “Santísima Madre de la Iglesia”. Sólo ocho días después, nacía la nueva Parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón de la Plana. Sin duda alguna, la nueva Parroquia fue una de las primeras del mundo católico que comenzó su andadura desde que María había sido de modo solemne declarada Madre de la Iglesia.  Por lo tanto, no es ninguna exageración afirmar que la iglesia de San Vicente Ferrer de Castellón de la Plana es de modo muy particular hija primogénita de María.

Los efectos del Concilio pronto tuvieron reflejo en el funcionamiento de la Parroquia. En la hoja informativa de la Parroquia, que se publicaba junto con la Hoja Parroquial, de 3 de enero de 1965 se daba cuenta de que el día 25 de diciembre de 1964 (poco menos de un mes después de la creación de la Parroquia) “se celebró por primera vez la Santa Misa cara a los fieles”.

En la crónica se destacaba que “hemos comprobado felizmente que agrada a nuestros cristianos la experiencia, que oyen Misa con mayor atención y que les hace sentirse realmente más próximos a Cristo y al sacerdote”.

En la Crónica de la Parroquia publicada en la Hoja parroquial de 28 de febrero de 1965 se informaba de otra novedad que se iba a producir en el mes de enero: la “misa en castellano”.

En el aviso se indica que la liturgia renovada entrará en vigor el 7 de marzo de 1965, pero se invita ya a la celebración de la misa que se hará en castellano unos días antes: “Para que los fieles se sientan desde el primer día partícipes con el sacerdote, se invita a la celebración de la Santa Misa en Castellano. Aunque será Misa sin interrupción ni explicaciones sobre la marcha, servirá al propio tiempo de ensayo para los fieles. Invitamos a todos a tomar parte en esta experiencia histórica”.

El día a día de la nueva Parroquia.

 La última página de la Hoja Parroquial de aquellos años se dedicaba a las noticias de la Parroquia. Ello nos permite conocer detalles curiosos sobre su funcionamiento.

Creada la Parroquia, los horarios de misas eran los días laborables a las 8 de la mañana y los festivos a las 8, a las 10 y a las 12:30 horas. Las oficinas estaban instaladas en un despacho del claustro de la Beneficencia. Existía un servicio nocturno para enfermos y casos urgentes, para lo que debía llamarse en la puerta del fondo d la calle Santo Domingo.

Resulta también curioso el tiempo que se dedicaba a la catequesis de primera comunión. Los niños debían asistir los lunes, miércoles y viernes a las 6 de la tarde. Las niñas, los martes, jueves y sábados a las 6 de la tarde. Los domingos y festivos debían acudir todos, niños y niñas, a las 11 de la mañana.

En relación con las colectas, en la hoja parroquial de 6 de diciembre de 1964 se señalaba lo siguiente:

«En atención al recogimiento, silencio y posibles molestias, no se pasan durante las misas. Depositen sus donativos en los cepillos de las puertas. Gracias».

Y en la hoja parroquial de 13 de diciembre de 1964 se insertaba el siguiente aviso:

 «Niños cantores: Se invita a los padres de niños con voz agraciada para el canto y que tengan gusto en que sus hijos formen parte del coro parroquial nos comuniquen sus nombres para convocarlos a una reunión de prueba de voz».

 En la última hoja del Boletín Parroquial, dedicada a las noticias de nuestra Parroquia, se iba informando del desarrollo de estas visitas. Ya en la hoja de 29 de noviembre de 1964 se anunciaba que «durante la presente semana se visitará a los feligreses cuyos domicilios estén encuadrados en las calles Herrero y Moyano». En la de 6 de diciembre se informaba que esa semana se visitaría a los feligreses de las calles Cajal y Jover. En en la del 13 de diciembre se decía que se visitaría a los de las calles Fola y Moncada. Y cada semana se señalaban las calles en las que se realizarían las visitas.

 En la hoja del 17 de enero de 1965 se hacía un balance del resultado de las visitas, en los siguientes términos:

 «La visita domiciliaria sigue un curso lento pero seguro. Esta experiencia, que se inició con el natural recelo y temor, pero que la realidad nos ha convencido de que es afortunadísima, va rindiendo sus frutos. ¡Cuántas sugerencias recibidas, enseñanzas y atenciones! Por si fuera poco, los cinco minutos han sido capaces de deshacer recelos, mudar semblantes, enjugar lágrimas y abrir camino a confidencias.

 Cinco minutos nos dan tiempo para tomar unas notas, hacer un ofrecimiento, dar unas noticias, interesarnos por unos asuntos y hasta despachar con Dios unos segundos, pidiendo por los intereses particulares de cada familia.

  Se ha efectuado ya la visita nº551. Faltan muchas más. Lamentamos no poder llegar de inmediato a todas las casas. Gracias a todos los que nos recibieron. Un saludo a quienes no haya visitado todavía».

El boletín de 7 de febrero de 1965 contenía un aviso general con el siguiente texto:

 «PUNTUALIDAD. En beneficio de todos y satisfacción de los asistentes se recuerda que los actos litúrgicos empiezan siempre con puntualidad escrupulosa y a la hora anunciada».

  Se trataba, sin duda, de una advertencia dirigida a los que ya entonces, igual que ahora, entran a la iglesia con la misa empezada.

  En el boletín de 14 de febrero de 1965 incluía este aviso:

  «Como ya conocen nuestros fieles, el ayuno para la Comunión obliga solo desde una hora antes. El agua puede tomarse en cualquier momento sin limitación de tiempo.

 Recordamos también que los fieles comulgantes deben contestar Amén a la fórmula CORPUS CRISTI que dice el sacerdote cuando les de la Comunión».

 Y en ese mismo boletín se dirigía este mensaje a los enfermos de la Parroquia:

 «La resignación y la paciencia con los planes divinos es siempre la mejor postura que puede adoptar el enfermo, y casi siempre también la mejor manera de pasarlo mejor humanamente hablando. No te impacientes, no sufras en vano; pide a Dios el bálsamo de la conformidad y ofrece tus sufrimientos por alguna causa noble. Los enfermos sois las personas de confianza del Sagrado Corazón de Jesús. ¡Ánimo, arriba los corazones!»

En el suplemento de la Hoja Parroquial de 28 de febrero de 1965 se anunciaba el comienzo de la primera Cuaresma de la Parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón.

En el boletín se indicaba que «aunque la misa de bendición de la ceniza tendrá lugar a las 9, podrán no obstante recibirla desde las 7,30 de la mañana quienes por razón de trabajo u ocupación no estén libre a dicha hora».

 En el siguiente boletín se recordaba lo siguiente:

 «AVISO: Abstinencia. Viernes día 12. Obliga este precepto. No pueden comer carne ni caldo de carne quienes tengan más de 7 años. Se exceptúan los enfermos o los servidores de trabajos muy duros o extenuantes».

A la semana siguiente se daba la circunstancia de que el viernes coincidía con la festividad de San José. Al respecto, en el correspondiente boletín parroquial se indicaba esto:

 «La abstinencia del día 19 ha sido dispensada por el Sr. Obispo. El día de San José, por tanto, puede comerse carne».

Los martes y viernes de Cuaresma se anunciaba que habría Vía Crucis y lectura espiritual a las seis y media de la tarde.

La semana del 28 de marzo de 1965, en plena cuaresma, se anunciaba la celebración de los «exámenes de catecismo»:

 «El lunes, martes y miércoles de la presente semana se examinará del Catecismo de primer grado a los niños y niñas que pretendan hacer la Primera Comunión». 

Poco a poco la nueva Parroquia comenzaba su andadura.

 

La apertura de la puerta por la Plaza Fadrell

   Al ponerse en funcionamiento el año 1964 la Parroquia de San Vicente Ferrer pronto se detectó que existía un problema. El único acceso público a la iglesia era a través de la calle de Santo Domingo, que entonces era una estrecha callejuela sin salida, que acababa con una puerta de entrada a la Beneficencia.

   Surgió la idea de abrir una nueva puerta de acceso al templo en la fachada de la Beneficencia que daba a la Plaza Fadrell. En aquel momento el edificio de la Beneficencia contaba con una única puerta abierta dando a dicha plaza.

   Entre los papeles que se guardan en las oficinas de nuestra Parroquia figura el original del Proyecto de nuevo acceso en Parroquia San Vicente fechado en noviembre de 1968 y firmado por el arquitecto Vicente Vives Llorca.

  El proyecto de nuevo acceso a la parroquia desde la plaza Fadrell del año 1968 nos permite conocer cuál era la distribución de espacios en lo que ahora son nuestras actuales oficinas tanto antes de 1968 (imagen superior) como después (imagen inferior), hasta que se demolió la Casa de la Beneficencia.

El importe total de la obra fue de 20.000 pesetas que se pagaron en su totalidad con las aportaciones de los fieles, si ayuda alguna de ninguna otra institución.

  Con la ejecución el año 1968 de la puerta a la Plaza Fadrell, se solucionó el grave problema de accesos. Además, las numerosas de la Casa de Beneficencia permitían a la Parroquia contar con los locales necesarios para sus actividades.

  Pero la situación iba a cambiar de modo drástico en la década de los ochenta. A mediados de esa década dos proyectos iban a crear graves problemas a la parroquia: la primera urbanización de la plaza Violant d’Hungría, que al elevar los terrenos originó graves problemas de humedades en la iglesia; y la demolición de la Casa de Beneficencia, que dejó a la parroquia sin locales.