Almacén de la Junta del Tedoro Artístico y escondite de la Virgen de Lidón.
1.- Almacén de la Junta del Tesoro Artístico.
a.- Una historia poco conocida.

Pocas personas conocen el importante papel que desempeñó el templo de la actual Parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón en la preservación del patrimonio artístico religioso durante los años 1937 y 1938. En efecto, en esos años el templo fue sede y almacén de la Junta Republicana del Tesoro Artístico de la provincia.
Hoy se pueden consultar las actas de la Junta Delegada de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico de Castellón y su provincia, que era el nombre completo del organismo. Las actas se publicaron en 1939 en un libro que está disponible en la biblioteca digital de la Universitat Jaume I. Las actas figuran también en la documentación de la Causa General referente a la persecución religiosa en Castellón, que puede consultarse en el Portal de Archivos Españoles.
Al comienzo de la Guerra Civil hubo en la zona republicana una persecución religiosa sin precedentes, que afectó también al tesoro artístico religioso. En el año 1937 varias personas de Castellón vinculadas al arte y a la cultura consiguieron ser nombrados miembros de la Junta, ello con el propósito de salvar lo que todavía no se había destruido.
Como veremos, al constituirse la Junta el 3 de junio de 1937, se planteó la necesidad de buscar un lugar seguro en el que depositar todo lo que se iba rescatando. Y es entonces cuando surgió la idea de utilizar, como almacén primero y como sede de la Junta después, la iglesia de la Casa de la Beneficencia. Comenzaba la aventura.
b.- La Junta Delegada de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico de Castellón.

El 3 de junio de 1937 se constituyó la Junta Delegada de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico de Castellón. La misión de la Junta consistía en rescatar todas las obras de interés artístico que no habían sido destruidas en la persecución religiosa. Formaron parte de la Junta, entre otros, el escultor Juan Bautista Adsuara Ramos, el pintor Juan Bautista Porcar Ripollés, el profesor de instituto Vicente Sos Baynat y el médico e historiador Ángel Sánchez Gozalbo.
Los miembros de la Junta comenzaron a viajar por los pueblos de la provincia para salvar las obras de arte religioso todavía no destruidas.
En su reunión de 9 de junio de 1937 la Junta «acordó proceder al traslado de todos los objetos, incluso los expuestos en el Museo provincial, a un local de Castellón que reúna mejores condiciones de seguridad, en previsión de los riesgos de la guerra que padecemos y de otros que puedan sobrevenir, ya que el edificio del Museo por su emplazamiento y fragilidad no parece el más adecuado para constituirlo depósito de la Junta».
Poco se tardó en encontrar el local adecuado. En palabras del acta de la reunión de la Junta de 12 de junio de 1937, «se llegó a la conclusión de que el local que mejores condiciones, relativas, posee al efecto es la iglesia de la Casa de Beneficencia propiedad del Consejo Provincial. Se acordó, pues, constituir en dicha iglesia el depósito de la Junta Delegada del Tesoro Artístico de Castellón y hacer al efecto en dicho local, cuando dispongamos de medios con la aprobación del presupuesto, las obras de protección que se crean convenientes a juicio del arquitecto y que se lleven allá no sólo los objetos que se van adquiriendo, y a cuyo inventario se procede en la actualidad, sino también todos los que ya están expuestos en las salas del Museo Provincial, desmontando éstas en su totalidad».
c.- La "iglesia de la Casa de Beneficencia" almacén y sede de la Junta.
El 22 de julio de 1937 prácticamente todos los objetos custodiados por la Junta del Tesoro Artístico de la provincia estaban ya depositados en lo que en sus actas se denomina «la iglesia de la Casa de Beneficencia». En esa fecha estaban inventariados 843 objetos. El 25 de septiembre de 1937 estaban depositadas en nuestra iglesia 1.447 piezas de interés artístico religioso.
El 13 de agosto de 1937 los miembros de la Junta se personaron en la iglesia con el arquitecto Traver para estudiar las medidas de seguridad que debían adoptarse para asegurar «la guarda de nuestro tesoro artístico provincial». Se acordó trasladar a la puerta de la iglesia el servicio de vigilancia hasta entonces establecido en el Museo provincial, así como adquirir extintores contra incendios y dotar a la iglesia de fluido eléctrico. Se adquirieron raticidas para evitar la acción destructora de los roedores.
El 17 de septiembre de 1937 ya se había instalado la luz eléctrica. El acta de la Junta detalla que «estando la acometida en el exterior, cuando se deja cerrado no queda en el interior corriente y está preservado nuestro depósito del riesgo de incendio que pudiera producirse por dicha instalación, mientras permite tener buena luz en el interior en los momentos de permanencia en el mismo para los trabajos que esta Junta tenga que realizar».
El 15 de octubre de 1937 se detectaron unas goteras en el techo de una de las capillas al pie de la torre de la iglesia. Fue preciso desalojar esta pieza de los objetos que guardaba. Pero como la humedad llegaba a otras contiguas, con riesgo de que se deterioraran los allí almacenados, se acordó efectuar las oportunas reparaciones, todo ello para atajar por completo el peligro que corrían los valiosos objetos depositados.
Desde el 12 de diciembre de 1937 todas las reuniones de la Junta se llevaron a cabo en la iglesia, que se convirtió no sólo en depósito, sino en la sede oficial de ese organismo.
Los miembros de la Junta llevaron a cabo una gran tarea dirigida a salvar los objetos artísticos que todavía no se habían destruido en la persecución religiosa. Iniciada la Guerra, en la zona republicana fueron destruidos un gran número de templos, con todas sus obras de arte. Con un coche y una camioneta que tenían que tomar prestados, acompañados a veces de un guarda de asalto, salían por los pueblos de la provincia en los que, no sin alguna oposición de las autoridades locales, incautaban los objetos de valor artístico que encontraban, en su mayoría religiosos, los cargaban en la camioneta y las trasladaban a la iglesia, convertida en almacén.
El que la iglesia se hubiera convertido en el almacén de la Junta y el papel que en este organismo desempeñaba el escultor Adsuara fueron los factores determinantes que dieron lugar a que en nuestro templo estuviera escondida la pequeña imagen de la Virgen de Lidón. Es esta una historia apasionante digna de ser contada. Lo vamos a hacer a continuación.
2.- Escondite de la imagen de la Virgen de Lidón.
a.- Una historia extraordinaria.


En la Capilla del Rosario de la iglesia de San Vicente Ferrer de Castellón existe una inscripción que nos recuerda que la pequeña imagen de la Virgen de Lidón, cuya fotografía vemos arriba, estuvo oculta en nuestra iglesia durante la Guerra Civil.
Se trata de una historia extraordinaria, que podría muy bien servir de guion para una película.
Los detalles de lo que sucedió los conocemos por fuentes escritas cercanas a los hechos. Nos es de especial utilidad la información que nos da el «Acta de la entrega de la imagen de la Virgen del Lledó al finalizar la Guerra Civil» de 24 de julio de 1938.
Quien mejor ha estudiado los hechos ha sido el sacerdote e historiador Josep Miquel Francés Camús en su libro «Historia de la Basílica de Lledó» del año 1999. Podemos completar la información sobre lo sucedido con el contenido de las declaraciones efectuadas por alguno de los principales testigos en la Causa General abierta al acabar la Guerra Civil por la Fiscalía del Estado, que ahora se puede consultar digitalizada en el Portal de Archivos Españoles (en concreto, tales declaraciones figuran en el Archivo Histórico Nacional, Fiscalía, Causa General, legajo 1406, exte 7, folios 26, 27, 174 y 175). Además, el 1 de enero de 2014 varios testigos indirectos de los hechos suscribieron una declaración escrita contando sus recuerdos, que resulta también de interés.
Con todas estas fuentes, estamos en disposición de contar los detalles de lo sucedido. El punto de partida fue el estallido de la Guerra Civil el 18 de julio de 1936 y la persecución religiosa que se produjo en la zona republicana. Juan Bautista Adsuara, escultor y Catedrático de la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando, natural de Castellón, pero residente habitual en Madrid, se encontraba accidentalmente en nuestra ciudad en julio de 1936. Su presencia en Castellón fue providencial, pues fue clave para que se pudiera salvar la pequeña imagen de la Virgen.
b.- El rescate en un bote de Ruamba.
El 18 de julio de 1936 estalló la Guerra Civil. El escultor Juan Bautista Adsuara, que era Catedrático de la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde trabajaba, se encontraba casualmente en Castellón, su ciudad natal. En concreto, se hallaba en Castellón con motivo de la entrega y colocación de un trabajo escultórico que se le había encargado y que iba a decorar el Jardín del Museo Provincial.
Pronto se produjeron saqueos e incendios en templos y edificios religiosos. Según la declaración que Adsuara hará luego en la Causa General, «dándose cuenta del inminente peligro, haciendo uso de la inmerecida consideración social de que era objeto por su condición de artista, se puso en contacto con el Alcalde y el Gobernador para que dispusieran la urgente incautación en depósito de todas aquellas obras que constituyen el acervo histórico, artístico y espiritual de la provincia».
En respuesta a este ofrecimiento, el Alcalde de Castellón, Manuel Aragonés, a principios de agosto de 1936, al tener noticias de que las turbas se dirigían al ermitorio de Lledó con propósitos destructivos, llamó urgentemente a Adsuara y puso a su disposición un vehículo para que salvara la imagen de la Virgen de Lidón.
Adsuara se fue con el coche a la ermita de Lidón acompañado de su amigo el paisajista Ramón Paús. Según la declaración de Adsuara, éste se personó en la ermita «en circunstancias en que las turbas estaban procediendo a la devastación del santo lugar». En palabras de Adsuara, «pudo poner a buen recaudo algunos cuadros, mantos bordados de la Virgen y la propia Virgen que le entregó el ermitaño que la guardaba poseído de pánico insuperable». El ermitaño se llamaba Vicente Ripollés. Ripollés estaba esperando a Adsuara con un recipiente metálico en la mano de un producto llamado «Ruamba», dentro del cual se encontraba la pequeña imagen de la Virgen del Lidón.

En la imagen vemos uno de estas cajitas. «Ruamba» era la marca de un medicamento para niños anémicos, convalecientes y en estado de debilidad general. De este modo, y dentro de la caja metálica, la pequeña imagen de la Virgen de Lidón pudo salvarse. Al momento, las turbas entraban en la ermita, donde destruyeron imágenes y altares. Una de las profanadas fue la imagen-relicario de la Virgen.
Adsuara y su amigo Ramón Paús salieron a escape con el vehículo que se les había facilitado, llevándose la pequeña imagen de la Virgen dentro de la caja de Ruamba. Pese al peligro, prosiguieron con su misión de salvar el mayor número de imágenes religiosas y se dirigieron a las ermitas de San Roc de Canet, Fadrell, San José de Censal y San Isidro.
c.- La imagen en un arcón gótico en el Museo Provincial.
Con todo lo que pudieron salvar, y gracias a la protección del Alcalde, Adsuara y su amigo acudieron al Museo Provincial, que estaba situado entonces en el Camino nuevo del Mar, que es la actual Avenida Hermanos Bou, donde dejaron la pequeña imagen de la Virgen oculta en un arcón gótico.
La imagen permanecería escondida en este arcón, en el mayor de los secretos, desde agosto de 1936 hasta que en agosto de 1937 se trasladó a nuestra iglesia de San Vicente Ferrer, denominada en los documentos de la época «iglesia de la Casa de Beneficencia», que fue almacén primero y sede después de la Junta Delegada de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico de Castellón.
A finales de agosto de 1936 llegó a Castellón el recién nombrado Comisario de Patrimonio Artístico Nacional. Éste se rodeó de un grupo de peritos en arte, entre los que se encontraban, además de Juan Bautista Adsuara, el pintor Juan Bautista Porcar y el médico y escritor Ángel Sánchez Gozalbo. Se señalaron unos itinerarios y se relacionaron los objetos artísticos situados en la provincia que debían ser salvados. A ello se dedicaron el Comisario y sus asesores, pese a la hostilidad de las masas revolucionarias. El Comisario sufrió varios atentados de grupos armados que lo esperaban en acecho cuando recorría la provincia cumpliendo su misión. En esos meses, la protección de ese Comisario convertía el Museo Provincial en refugio seguro para la imagen de la Virgen de Lidón.
d.- La imagen oculta en la caja nº18.

De agosto de 1936 a julio de 1937 la pequeña imagen de la Virgen de Lidón estuvo escondida en secreto dentro de un arcón gótico en el Museo provincial, situado en el Camino del Mar, actual Avenida Hermanos Bou.
El 3 de junio de 1937 se constituyó la Junta Delegada de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico de Castellón. El 9 de junio la Junta acordó buscar un nuevo local al que trasladar los objetos artísticos conservados en el Museo provincial, pues se entendió que éste ya no era un lugar seguro. En su reunión de 12 de junio la Junta dejó constancia de que ya había encontrado el sitio adecuado: «Se llegó a la conclusión de que el local que mejores condiciones, relativas, posee al efecto es la iglesia de la Casa de Beneficencia propiedad del Consejo Provincial. Se acordó, pues, constituir en dicha iglesia el depósito de la Junta». El 22 de julio de 1937 prácticamente todos los objetos custodiados por la Junta del Tesoro Artístico estaban ya depositados en nuestra actual iglesia de San Vicente Ferrer.
Sin que el resto de los miembros de la Junta lo supieran, a principios de agosto de 1937, Juan Bautista Adsuara y Ángel Sánchez Gozalbo sacaron la imagen del argón gótico y la colocaron en la caja número 18 de las que se preparaban para ser trasladadas a la iglesia de la Casa de Beneficencia, convertida en el nuevo almacén de la Junta. En nuestra iglesia, dentro de la caja número 18, en una de las capillas, junto con el resto de objetos artísticos depositados, quedó escondida la imagen de la Virgen de Lidón. En palabras del acta de entrega de la imagen de la Virgen de 24 de julio de 1938, la imagen quedó depositada dentro de la caja «entre crujientes, sedosas y bordadas telas litúrgicas».
e.- La Virgen escondida bajo tierra.
En abril de 1938 la pequeña imagen de la Virgen de Lidón estaba escondida, en el máximo secreto, dentro de la caja nº18, entre los objetos artísticos depositados en nuestra actual iglesia, convertida en almacén de la Junta del Tesoro Artístico.
En ese momento, Adsuara y Sánchez Gozalbo, miembros de la Junta y únicos conocedores del secreto, tuvieron noticias de que iban a llegar a Castellón desde Valencia unos delegados gubernativos con instrucciones de llevarse los objetos depositados en la iglesia. Temieron que pudieran llevarse la caja 18, lo que podría suponer la desaparición de la imagen.
Con el mayor de los sigilos, en la mañana el día 14 de abril de 1938, Jueves Santo, nuestros dos héroes entraron en la iglesia, sacaron la imagen de la caja y, en el espacio que existe debajo del campanario, cavaron la tierra y la enterraron. En palabras del acta de entrega de la imagen de 24 de julio de 1938, ese día «la inquietud de sus celosos guardianes temió por su seguridad y levantaron unas baldosas, cavaron la tierra y la enterraron en escondido rincón del mismo depósito».
Esta decisión fue providencial. Tal y como temían, pocos días después, el 27 de abril de 1938, unos delegados gubernativos entraron en la iglesia y se llevaron, junto con otras, la caja 18, que fue trasladada a Valencia.
En el plano inferior localizamos el sitio exacto donde permaneció enterrada la imagen de la Virgen de Lidón.

Allí, enterrada en el suelo de nuestra iglesia, la pequeña imagen permaneció escondida desde el 14 de abril de 1938 hasta el 15 de junio de 1938. Las tropas nacionales entraron en Castellón el 14 de junio de 1938 y el día siguiente, a las tres y media de la tarde, la imagen fue sacada del escondite y entregada a las nuevas autoridades, que la reintegraron al culto.
El acta formal de entrega se firmó el 24 de julio de 1938. Además de las nuevas autoridades militares, firmaron el acta dos miembros de la Junta republicana del Tesoro Artístico, el médico y escritor Ángel Sánchez Gozalbo y el pintor Juan Bautista Porcar Ripollés. Sorprendentemente no la firmó el gran protagonista del salvamento de la imagen, el escultor Juan Bautista Adsuara. Según el acta, «reconocida la imagen por todos los asistentes, declararon ser la auténtica de Santa María de Lidón, que por tradición e historia recibía culto de varios siglos en el ermitorio de la huerta castellonense». El acta prosigue del siguiente modo:
«Hecha la entrega de la Imagen con su peana, portezuela del relicario y coronita de oro y pedrería, es colocada en la imagen relicario de madera que se veneraba en la Iglesia Arciprestal, copia de la auténtica de piedra que la cobijaba en su ermitorio y que hasta ahora no ha sido hallada. Seguidamente, con la solemnidad debida a la memorable ocasión, es trasladada en procesión, con acompañamiento del pueblo, a la iglesia de San Agustín, que en estos momentos es sede Arciprestal, mientras llega el venturoso día en que pueda venerarse en su ermitorio de la huerta».